Edizon León Castro
“Lo que se me viene ahora a la mente de mi infancia es la salida a recoger churos a la loma y lo mucho que me gustaba estudiar”, así es como empieza don Salomón Acosta, en la actualidad sin duda uno los actuales líderes afroecuatorianos mas importantes, y con una memoria selectiva y privilegiada de la historia de lucha del pueblo afrochoteño por la tierra.
A pesar de su amor por el estudio solo pudo estudiar hasta cuarto grado, pues en su tiempo no había más grados. Recuerda con orgullo que tuvo como profesor a Salomón Chalá y desde su Mascarilla de donde era oriundo tenían que ir a pies, “Todos los que estudiábamos en Chota teníamos dos jornadas en la mañana y en la tarde, a las 12 del día teníamos que salir al almuerzo y veníamos trotando descalzos por el camino de Pisque, Chota Chiquito, por el puente del río Ángel y a la 1 pm teníamos que estar nuevamente en la escuela, era puro trote, y con este clima la tierra hervía y por eso cuando encontrábamos cochitas de agua o acequias corríamos a meter los pies para enfriarlos y continuar el camino a la escuela”. “De cucayo llevábamos tortillas de tiestos, yanga (maíz tostado), camote asado y no podía faltar el dulce de los trapiches…”
Luego
de las jornadas de la escuela tenían que ir a trabajar, “…coger machete para
cortar leña seca verde y hacer guangos para ir a vender a los que negociaban
leña en el Chota, para ayudar a la manutención de nuestros padres que eran bien
pobres en la hacienda”. Recuerda muy bien la condición de sometimiento en que
estaban estos pobladores, a más de las duras faenas de trabajo cuando iban a
pagarles había que hacer fila y según les iban llamando se acercaban y “tenían
que sacarse el sombrero para llegar, buenos
días patrón tenga su mecé, así tenían que saludarles, si no hacían eso no
les pagaban”.
La
vida de don Salomón estuvo marcada por la experiencia del concertaje, de los
déspotas dueños de las haciendas que veían a los trabajadores afrochoteños como
animales de trabajo, y es por eso durante nuestra conversación eso sale a flor
de piel, “el escribiendo era el que anotaba las rayas de trabajo, y cuando no
se había cumplido las 16 rayas, le decían negro vago no has cumplido con la
tarea, no te pago y anda a rezar a San Benito, ellos cogían su sombrerito
agachaban la cabeza y se retiraban, y las mujeres esperando la quincenita en la
casa…”
Con
este testimonio es fácil entender cuando se habla de las desigualdades
históricas del pueblo afroecuatoriano y su necesidad de la reparación
histórica.
Don
Salomón quien tiene una áurea transparente y una sonrisa siempre alegres, es un
ejemplo de superación como la de muchos afroecuatorianos, pues ya maltoncito de unos 15 años terminó la
escuela en el programa de alfabetización, es un autodidacta que combina sus
lectura con la realidad de su pueblo.
Su
proceso de líder lo comenzó en los clubes deportivos, pues además de ser buen
deportista sobre todo para el vóley, se empezó a forjar como dirigente deportivo.
Trabajó en el ingenio donde aprendió carpintería y albañilería con lo cual
empezó a ganarse después la vida construyendo y restaurando casas de adobe.
Al
poco tiempo empezó la preocupación por organizarse para conseguir tierras,
aprovechando la Ley de la Reforma Agraria, fue así que formó la Asociación 24
de Mayo para pelear por unas tierras que no estaban siendo trabajadas por los
últimos dueños de Mascarilla. Mientras tanto luchaba por la tierra, seguía
trabando construyendo casas.
Luego
forma la Asociación Agrícola Mascarilla y junto con 37 trabajadores empezó la
lucha por la tierra por esa tierra, recuerda que su papá le decía, “cómo van a
pelar piojo con pulga, con qué plata van a comprar”. Fue así como, “el dueño
traía piquetes de policías para asustarnos, pero nosotros no nos dejamos
amedrentar y seguíamos en la lucha”. Esta constancia y determinación en la
lucha terminaría dando sus resultados, lograron comprar esas tierras con un
préstamo que les hizo el gobierno, así junto a los huasipungos de sus padres
lograron tener el control total de estas tierras.
Actualmente
es dirigente de la Federación de Comunidades Negras de Imbabura y
Carchi-FECONIC que agrupa a 38 comunidades en el territorio. Finalmente le
pregunto ¿cómo ve la organización de los afroecuatorianos?, antes de su
respuesta su sonrisa de apaga, y luego mirando a sus montañas, responde, “como
siempre pasa algunos dirigentes no tienen una ideología como afroecuatoriano,
prevalecen intereses individuales, todavía estamos tiernos como movimiento
social, pero no pierdo la esperanza que algún día podamos formar un verdadero movimiento
afroecuatoriano…un dirigente tiene que demostrar primero ahí en el hogar, la
fidelidad, honestidad y trabajo”
No
cabe duda hablar con don Salomón siempre es un aprendizaje y por ello le estoy
agradecido.
*Publicado
en Diario El Norte, 2017