Lucha por la vida y la existencia: mirada a los conflictos y luchas de los afroecuatorianos
Edizon León Castro

En el Ecuador y en toda la América Latina, debido al proceso de conquista y el establecimiento de un régimen colonial, quedaron herencias sociales políticas que derivaron en la construcción de un sistema de discriminación y racismo. Las poblaciones afroecuatorianas e indígenas, han sido quienes más han sufrido las consecuencias de esta ideología estructural de racismo. Esto se ve reflejado en los índices desproporcionales de pobreza y acceso a los servicios básicos. 

Para el año de 1998, año en que se reforma la Constitución, por primera vez en la historia republicana del Ecuador, se reconoce en la Carta Magna a los afroecuatorianos como pueblo y se le otorga Derechos Colectivos. Diez años después, se hace una nueva Constitución y en ésta se reafirman estos derechos, se condena como delito la discriminación y se plantean medidas de acción afirmativa que promuevan la igualdad a favor de los grupos más desfavorecidos, entre ellos los afroecuatorianos.  

Sin embargo a pesar de tener una constitución garantista, progresista y un gobierno lleno de buenas intenciones hacia esta población, estos derechos no han sido posible ejercerlos, sobre todo los derechos a la tierra, los procesos de titulación (reconocimiento legal de sus territorios), no sólo han sido demorados y lentos, sino que sobre estos se han legitimado proyectos trasnacionales  como la palma aceitera y la minería.  Estos proyectos que atentan directamente sobre los territorios y sobre la vida de las poblaciones afroecuatorianas, no han sido preocupación mayor del estado ecuatoriano, y en algunos casos ha favorecido mediante la adjudicación de tierras y permisos de concesión explotación.

Frente a estos problema y otros de reivindicación social, las organizaciones afroecuatorianas se han movilizado[1],  pero la incidencia que han tenido no ha sido suficiente para frenar esta permanente pérdida de territorio en medio de una constitución progresista que tiene como referencia el Sumak Kawsay, Buen Vivir.   

La provincia de Esmeradas y de manera especial el norte de esta provincia, se ha visto fuertemente afectada por el problema de tierras, sumado a esto la violencia que se ha generado por ser una provincia de frontera con Colombia. Esta violencia viene de diferentes grupos como la guerrilla, los paramilitares y la delincuencia común, como consecuencia del problema interno de Colombia que profundizo el conflicto con el Plan Colombia bajo el auspicio de los Estados Unidos, esto ha generado desplazados, violencia, dejando esta zona en una condición de vulnerabilidad, donde el estado ecuatoriano, no ha logrado establecer políticas eficaces que garanticen paz y control en esta zona.

En el Valle del Chota que es otra de las poblaciones de asentamiento ancestral, su problema está en el acceso a tierras de buena calidad y recursos como el agua o préstamos para la productividad. 

Un reporte del Centro de Rapaport de los Estados Unidos (2009) [2], planteaba dentro de las recomendaciones al estado que:

A pesar de sus promesas, el Estado ecuatoriano ha fracasado en dar prioridad a los derechos a la tierra de afroecuatorianos, al no implementar las regulaciones o legislaciones necesarias para la protección de éstos bajo las leyes domésticas e internacionales. Ecuador está en una posición para desempeñar un papel importante en la formulación de políticas económicas y sociales con respecto a su población afrodescendiente, pero sólo puede lograrlo si toma una acción seria en los derechos incluidos en su constitución intercultural, busca una resolución a los conflictos territoriales que específicamente estén relacionados con los derechos de afroecuatorianos, y si toma las decisiones políticas siguiendo los requisitos de consulta previa y participación de la comunidad afroecuatoriana (2009).

Lucha histórica y conflicto de los afroecuatorianos por la tierra y la vida
El referente mayor de lucha y resistencia que tienen los afrocuatorianos, son los cimarrones, en 1552 un grupo de esclavizados que estaban siendo transportados desde Panamá hasta Perú, lograron escapar e internarse en el territorio de Esmeraldas. Este primer grupo de hombres y mujeres, que se juntaron con otros grupos escapados de las minas del sur de Colombia, lograron tener el control y la hegemonía total de este territorio, logrando construir un territorio libre denominado Palenque.
Para los años de 1577 los distintos grupos de cimarrones asentados en las costas de Esmeraldas, no solo habían logrado sumar a su proyecto político a los grupos indígenas que habitaban en la región, sino que habrían logrado organizarlos y ponerlos en estado de guerra permanente contra los españoles que frecuentemente atacaban, para consolidar su poder en la región. 
A partir de estos sucesos, ha sido una sola lucha de los afroecuatorianos por la defensa y autonomía de su territorio, debido a las riquezas naturales y minerales, que se encuentran en esta zona, siempre han estado amenazados sus territorios y pobladores.
Racismo y territorio ha sido la fórmula que se ha empleado para ir desplazando de su tierras a comunidades enteras. Esta estrategia fue parte de una política e ideología del Estado, cuando en 1964 se promulga la Primera Reforma Agraria y Colonización, con lo cual se declaran extensos territorios de los afroecuatorianos como tierras baldías, y se promueve desde el Estado la ocupación de esas tierras con colonos, con la intención de volver “productivas” esas tierras. En 1973, se promulga otra ley que reafirma esta idea de las tierras baldías como sinónimo de improductivas, y a partir de ahí se establece la categoría de función social de la tierra, que no era más que la base social de un proyecto desarrollista, que buscaba la obtención de recursos económicos aún a costa de explotación indiscriminada de los recursos naturales, los mismos que se encontraban en propiedad ancestral de los afroecuatorianos.
La discriminación racial, tanto directa como estructural, ha generado un campo de conflicto entre las comunidades y las empresas madereras, camaroneras y mineras. Mientras la mayoría de los afrodescendientes se ha opuesto a estas industrias debido a la destrucción que han provocan en el bosque y en el medio ambiente, otros señalan las formas en las que han sido excluidos de las industrias, a veces mediante tácticas agresivas y formas descaradas de discriminación racial. De hecho, algunos de los cultivadores de palma aceitera emplean estereotipos racistas sobre los afroecuatorianos para justificar el avance de la industria de palma en la región, sin la consulta o participación de los afroecuatorianos.
El problema con las industrias de las palmas aceiteras no es únicamente el despojo de las tierras ancestrales de los afroecuatorianos, para concentrar la tierra en pocas manos, se suma a este problema los efectos de la actividad extractivista, como el uso de agroquímicos y pesticidas, lo que ha llevado a la contaminación total de sus ríos que eran la fuente  primario de abastecimiento de agua para su uso cotidiano, esto ha afectado directamente a la salud de sus habitantes.
Con el conflicto de la tierra, llegaron colonos a ocupar las tierras, vinieron las carreteras, entraron las madereras a la tala indiscriminada de bosques primarios, las compañías mineras, bosques que habían sido conservados como parte de la filosofía de vida de los afroesmeraldeños. Esta era la lógica cultural que no entendían los usos del territorio, desde el manejo sostenido del medio ambiente, que estas poblaciones no estaban en la lógica de los producir excedentes y comercializar sus recursos naturales.
Las reformas agrarias no trajeron bienestar ni titulación de tierras, por el contrario, por la concesión desde el Estado y compra de tierras ancestrales, se desarticularon propiedades comunales. Como respuesta a estos conflictos los pobladores se van organizando, para hacer frente a estas empresas.
El marco político sobre el que actúan las organizaciones afroecuatorianas son:
…cambiar y redefinir el sentido  tradicional  de las nociones de ciudadanía, representación política, participación y democracia, cambios que –en términos de Escobar- exige el establecimiento de una política cultura[3].Si la estrategia de lucha es incidir en las políticas culturales, deben luchar por democratizar la sociedad y de redefinir los límites del sistema político; cuando los actores políticos, enmarcados por sus practicas culturales distintas, se encuentran y entran en conflicto, redefinen el poder social una lucha por transformar las culturas políticas.

Frente a todo esto algunas organizaciones han tomado la bandera de lucha para la defensa de su territorio, entre estas organizaciones se encuentran La Asamblea de Mujeres del Cantón Eloy Alfaro, quienes empezaron formándose y luchando contra violencia doméstica, y ahora se encuentran desde de sus organizaciones locales, peleando por el territorio, porque han comprendido que sin territorio no hay vida.
Organizaciones de orden regional como la Confederación Afroecuatoriana del Norte de Esmeraldas (CANE), única instancia de tercer grado que recoge mas de 200 expresiones organizativas (palenques locales) en los cantones de San Lorenzo, Eloy Alfaro y Río Verde, compuesta por 9 palenques (federaciones). La principal reivindicación de la CANE es el derecho al territorio ancestral con el reconocimiento legal de la Comarca Territorial Afroecuatoriana, la cual se concretaría en la medida en que el Estado reglamente la ley de circunscripción territorial indígena y afro, de que habla la Constitución Política. Otras organizaciones de segundo grado como Federación Afroecuatoriana de Recolectores de Productos del Mangle de San Lorenzo (FEDARPRON), Federación de Humedales de la Zona del Eloy Alfaro (FEPALUM), Unión de Organizaciones del Norte de Esmeraldas, entre otras han estado luchando por las reivindicaciones de la tierra.
El resto de organización que se han anclado en la ciudad se han centrado en la lucha para eliminar el racismo y la discriminación, pelando espacios de participación política en el estado desde una política de inclusión, acciones afirmativas para las universidades, etc. Hay dos agendas distintas entre las organizaciones sociales de la ciudad (especialmente de Quito y Guayaquil), y las organizaciones rurales cuya demanda es principalmente su territorio.
Como reflexión final testimonios del abuelo Zenón:
El camino que nos trajo a estas tierras donde ahora vivimos, no es el camino de andar y apropiar el mundo por la ambición de colonizar, ni por el orgullo de conquistar. Llegamos a vivir en estas tierras donde ahora somos pueblo afroecuatoriano, siguiendo el camino de la injusticia, de la dispersión obligada que para nuestro pueblo significo la diáspora africana por las América.











[1] Las organizaciones de afroecuatorianos se han debilitado en cuanto no han podido articular un movimiento social, que aglutinen alrededor de un proyecto político común, a todas las organizaciones de primer y segundo grado. Esto ha hecho que cada una de estas organizaciones luche con agendas separadas. Sin embargo, es importante reconocer que para que en la Constitución de 2008, se reafirmen los derechos colectivos y demás articulados que favorecen a esta población, existió una unidad que se reflejó en las diferentes movilizaciones que se realizaron, pero de ahí para lograr la exigibilidad de los derechos no hay una respuesta aún.
[2] http://repositories.lib.utexas.edu/bitstream/handle/2152/6887/Ecuador_02_Spanish.pdf?sequence=3
[3] En América Latina hoy todos los movimientos sociales ponen en marcha su política cultural, tanto por aquellos denominados viejos movimientos (como los convencionales urbanos, populares, campesinos, de mujeres) sino también por los nuevos (indígenas, étnicos, gays, ecologistas , de derechos humanos, afro americanos, católicos de base, etc). Se trata de movimientos sociales contemporáneos que en la  modernidad despliegan toda una estrategia de redefinición de sus identidades y propósitos de lucha en el marco inevitable de la cultura
El Color de la Diáspora


Nosotros los afroecuatorianos, tenemos una historia diferente al resto de grupos étnicos y culturales del país, por un lado existe una memoria de dolor y sufrimiento a través de la experiencia de ser arrancados violentamente de nuestra madre África, para ser traídos en calidad de esclavos, y por otro lado existe una memoria de lucha, resistencia y sobre todo de aportes a la construcción de este país. Estamos en el proceso de reconstruir nuestro proceso histórico, nuestro proceso de lucha a partir de nuestros propios conocimientos.

¿Cuánto sabemos los ecuatorianos de la historia de los afroecuatorianos?

La respuesta es muy obvia, muy poco. ¿Por qué la sociedad conocen tan poco de nosotros los afroecuatorianos? ¿Por qué no se enseñó nuestras historias y cultura en las escuelas? Y talvez la pregunta más importante, ¿qué hacer y cómo empezar a cambiar esta situación?. Estas preguntas son las que han motivado para realizar el presente trabajo que ponemos a su consideración y que esperamos genere una reflexión que ayude a destruir el racismo. Los últimos años se ha hablado mucho de la diversidad cultural desde distintas instancias, pero sólo a nivel de discurso y para promoción turística. La diversidad se ha quedado en la epidermis de la sociedad, donde la diversidad está sólo expresada en forma y no en contenido. Empezar a construir una sociedad intercultural, significa empezar a conocer-nos con quienes convivimos y compartimos.  ¿Cómo podemos relacionarnos como el Otro que es distinto de nosotros como diferente y como igual? ¿Cómo podemos aceptar la igualdad en la diferencia y la diferencia en la igualdad? Esto no es sólo un juego de palabras como parece, basta revisar la historia para mirar como se acepta uno de estos componentes (la igualdad o la diferencia) y nunca llegamos a articular las dos, es decir, la igualdad en la diferencia. –a veces se reconoce la diferencia, pero negamos la igualdad- “Tú y yo somos iguales, pero soy superior y puedo dominarte”, lo cual lleva a la dominación racial, de género, étnica, etc. o lo contrario se reconoce la igualdad pero se niega la diferencia, lo cual se produce la asimilación con todos esos procesos de inclusión.

Presencia histórica de los afroecuatorianos

Los inicios de la presencia de la población de origen africano a nuestro país, cuenta con dos momentos históricos: el primero tiene que ver con los asentamientos en la provincia de Esmeraldas y el segundo con la población del Valle del Chota (Imbabura y Carchi).

La presencia afroecuatoriana lo que en la época colonial se conocía  como Gobernación de Esmeraldas, se remota al año de 1553 (sin descartar la posibilidad de una presencia de personas de origen africano anteriores a esta fecha, sin embargo no existe registro escrito alguno). Este año en el cual se registra el naufragio frente a las costas de Esmeraldas, de un barco que transportaba esclavos de origen africano, en una ruta comercial muy frecuente en los tiempos de la trata esclavista de Panamá a Callao (puerto de Lima-Perú). El único documento que da cuenta de este relato, es la crónica de clérigo Miguel Cabello de Balboa, quien manifiesta que en este barco se transportaban “diecisiete negros y seis negras”, los mismos que aprovecharon el suceso para ´fugarse´ e internarse en la profundidad de la vegetación, y de esa manera escapar de su condición de esclavitud. Para aquellos tiempos, esta región contaba con poblaciones indígenas como los Niguas, Yumbos, Campaces, Cayapas, Lachas y Malabas, con los cuales se van a establecer relaciones de lucha y en otras ocasiones van a formar alianzas e incluso conformaron una descendencia entre estos dos grupos étnicos. Lo significativo de este hecho histórico, es que va a marcar el inició de la construcción de una sociedad libre.

Sin duda esto suceso constituyó uno de los contingentes más numerosos y definitivamente el más importante de los que llegaron a esta región durante el siglo XVI, que se conocería con el nombre de “grupo Illescas”. La importancia de este grupo no fue solamente numérica, su mayor importancia radicó principalmente en su influencia política que sobre otros grupos habría de tener, especialmente cuando Alonso de Illescas (uno de los líderes cimarrones llegados a este continente) tomaría el liderazgo y conduciría a su gente hacia los caminos de la libertad.

Esta sociedad de negros libres se constituyó en un problema para las autoridades coloniales de la Real Audiencia de Quito, quienes tenían el proyecto de abrir un camino que partía desde Quito hacia las costas de Esmeradas que genere un activo flujo comercial que permita la comercialización de productos de la Sierra con mercados como Lima y Panamá por vía marítima, además del interés por el oro, las esmeraldas y por la calidad y finura de sus maderas para la construcción de embarcaciones, también tenían interés por esta región para convertirla en un sitio seguro donde pudieran acoger a los náufragos de los barcos que tenían muchas dificultades en estas costas. Esto llevó a estas autoridades a realizar expediciones militares y religiosas para someter a esta población. Todos estos intentos fracasaron por la gran inventiva y estrategias empleadas por los cimarrones que se establecieron en los palenques, que eran fortalezas estratégicamente ubicadas y donde hombres y mujeres podían reproducir y recrear sus costumbres, tradiciones y manifestaciones culturales en libertad.

Ante el fracaso de todas estas expediciones decidieron nombrar al líder cimarrón Alonso de Illescas en Gobernador de Esmeraldas, convirtiéndose así en el primer gobernador de origen africano. Este líder junto a las familia de Francisco Arobe otro cimarrón que lograron consolidar un proceso y una tierra donde se vivía en libertad en medio del sistema esclavista. A pesar de que luego de este momentos libertario que duró cerca de dos siglos, se instaló la esclavitud en la minas del norte de Esmeraldas, nuestro pueblo es heredero de esa dignidad de esa sociedad libre.   



El Valle del Chota

Valle Sangriento, Valle del Coangue, Valle del Chota-Mira, son algunos de los nombres con que conoce a este Valle interandino. En tiempos coloniales este Valle estaba constituido por Señoríos y Cacicazgos indígenas de la sierra norte.

En este período la fundación de la Villa de San Miguel de Ibarra en 1606, fue importante porque les permitió tener el control total de esta zona y además la construcción de la ciudad requirió una gran cantidad de mano de obra que fue solventada con fuerza de trabajo indígena mayoritariamente proveniente de estos Cacicazgos. Con esto se desestructuró este sistema organizativo, quienes continuaron con la producción de la coca y que además mantuvieron esta estructura en un primer momento, es decir, los cacicazgos  y los señoríos, pues, entendieron muy bien que mantener ese sistema de organización les permitía sostener y recaudar los tributos sin dificultad, hasta que la producción de coca fue prohibida por la Santa Iglesia y a partir de ello intentaron la producción de vid, oliva, caña y otros productos de Castilla, que además de exigir una demanda de tierra, agua y trabajo no lograron tener muy buenos resultados para colocarlos en otros mercados.

La introducción de este nuevo sistema productivo implicó una decreciente demografía de la población indígena, que más tarde será solucionada con la adquisición de esclavos africanos por parte de la Compañía de Jesús, en 1586 para poder consolidar el proyecto hacendatario de la caña de azúcar.

Los padres jesuitas iniciaron con la concentración de la tierra a partir de donaciones y la compra a través de remates efectuados por el Cabildo y la Real Audiencia, este período durará entre 1610 y 1680. Una vez adquiridas las tierras, la preocupación se trasladó hacia la consecución de la fuerza de trabajo para la producción de la caña de azúcar, que este momento se abasteció con indígenas, forasteros, vagabundos y voluntarios, cuestión que generó más de un descontento y una enérgica resistencia por parte de los indígenas que terminó en rebeliones y fugas, ante esta situación se empezó a perfilar la posibilidad de importar esclavos de procedencia africana.

Es en el período entre 1680 y 1760, que esta escasez de mano de obra se resuelve haciendo fuertes inversiones en la importación de cuadrillas de familias de esclavos, que se utilizará preferentemente en las faenas agrícolas de la hacienda cañera. Esta masiva importación de esclavos, no sólo estuvo destinada a los trabajos agrícolas en las haciendas, sirvió también para tener una mayor liquidez de los Jesuitas. Esto se logró con la reventa de esclavos en los mercados de la región generando grandes ganancias, creando para ello redes a través de mercaderes de las compañías negreras de Europa, para importar directamente esclavos negros.

A pesar de la expulsión de los jesuitas en el año de 1767, y el traspaso de estas tierras a la Oficina de Temporalidades, se continuó con el sistema de esclavitud, hasta el año de 1852 en que se decreta la manumisión de esclavos.

Es necesario mencionar, que durante este período se dieron revueltas y rebeliones de los esclavos, que fueron liderados por hombres y mujeres de origen africano que mostraron su valentía como fue el caso de Martina Carrillo, una mujer de la concepción que junto con una comitiva se escapó de la hacienda y realizó un viaje hasta Quito, para denunciar los maltratos que estaban sufriendo por parte de los ´amos´ y sus capataces, quien ejecutaban las sentencias. Ambrosio Mondongo que huyó de la hacienda esclavista para liberar a sus hermanos, Pedro Lucumí, María Chiquinquirá y otros más que no aceptaron la condición de esclavitud y lucharon por liberarse. Estos ancestros junto con otros han venido guiando e iluminando el camino de la lucha de los afroecuatorianos.

Con la ley de la manumisión de esclavos, el Ecuador invirtió un gran capital para poder indemnizar a los dueños de los esclavos, mientras que los ex esclavos quienes debieron ser indemnizados por toda la explotación y los vejámenes sufridos no recibieron compensación alguna. De esta manera, no tuvieron otra opción que volverse a emplear en las misma haciendas y con los mismos patronos donde habían sido esclavos, por lo que cayeron en otro tipo de esclavitud como lo fue el concertaje, hasta 1962 año en que dictó la primera Ley de Reforma Agraria, con lo cual pasaron de trabajadores de la hacienda a propietarios de pequeños lotes (huasipungos) de terreno. 

Algunas reflexiones:

Es necesario saber que en los ejércitos independentistas liderados por Simón Bolívar, se incorporaron a muchos esclavos con la promesa que al final serían liberados, situación que sucedió. En 1822 Ecuador logra la independencia definitiva de España, nuestros patriotas pertenecientes a la elite criolla de ese entonces proclamaron la Libertad como el máximo símbolo de dignidad de un pueblo, sin embargo esta libertad sólo fue para unos cuantos, pues la esclavitud formal continuó hasta 1852.

A pesar de que la esclavitud que significó una experiencia de sufrimiento y dolor, un desarraigo y un violento proceso de deculturación (la imposición de una cultura sobre otra), nuestra gente logró mantener su cultura a través de la tradición oral y la memoria colectiva.  

Desde hace algún tiempo los afroecuatorianos, entendimos que no es tiempo de lamentaciones y resentimientos, pero también es importante decir, que las huellas de esos tiempos aún están vigentes en nuestras sociedades a través del racismo y la discriminación, nuestras poblaciones tienen mayores índices de analfabetismo, desnutrición y carencia de servicios básicos. Es importante mencionar esto, porque si queremos construir un nuevo país con mayores condiciones de igualdad, es necesario desmontar esa jerarquía vertical basada en el color de la piel, como decía el pensador negro Franz Fanon, “hay descolonizar al hombre blanco para deje de sentirse superior, pero también es necesario descolonizar al hombre negro para deje de sentirse inferior”